River aterrizó en el aeropuerto El Plumerillo, con unos cuarenta minutos de atraso y rápidamente se subió al micro que lo trasladó hasta al conocido hotel Executive. A las 11.15 el plantel bajó del ómnibus y todos sus jugadores fueron ovacionados por unos 50 hinchas acompañados por camisetas y banderas.
Con Matías Almeyda a la cabeza, los jugadores bajaron del micro y sin dar declaraciones a la prensa se metieron al hotel para acomodarse y luego almorzar. A las 16 se movilizarán hasta el predio de Godoy Cruz para realizar la práctica, que será a puertas cerradas según dispuso el cuerpo técnico (tal vez, al final, tengan contacto con el público para firmar autógrafos y devolver tanto respaldo).
Se sabe que la expectativa en Mendoza es grande cada vez que juega River, por eso, a pesar de ser un día y horario laboral la gente acompañó a los jugadores. Muchas fotografías a la pasada y aliento a cada uno. Algunos fueron más ovacionados que otros, casos de Almeyda, Alayes, Cavenaghi, Chori Domínguez y Carlos Sánchez, conocido por los mendocinos por su pasado en el Tomba.
Se pudo escuchar de algunos seguidores un pedido de mayor actitud hacia algunos jugadores. Pero nunca se le faltó el respeto a nadie y no se produjeron insultos. El clima efusivo de los fanáticos en Mendoza no es agresivo y está lejos de querer serlo. Durante la bajada de los jugadores, aquellos que se acercaron para ver a sus ídolos los recibieron cantando como de costumbre. No importa la categoría, la pasión quedó demostrada una vez más.
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