martes, 22 de febrero de 2011
Después de la ovación del Monumental sin haberla metido, el Tanque se mostró feliz y confiado.
Su rol de asistidor, cómo aprendió en Europa a jugar de espaldas y su aguante en el ataque.
Mariano, te cambió la cara en una semana.
-Se me nota, ¿no?
-Sí, nada que ver el fastidio que mostraste cuando salías de la cancha de Tigre con la sonrisa que tenías después del triunfo sobre Huracán.
-Puede ser, ja, ja. Es que aquella noche me fui con la sensación de que lo podíamos haber ganado y no se nos dio. Lo peleamos mucho y en un partido trabado, tuvimos las situaciones más claras. Por eso, me había dado bronca.
-Y encima vos peleaste demasiado solo arriba.
-Esa es mi función hoy, el lugar que me da Juan... Por suerte, contra Huracán se mejoró y ganamos.
-¿Se dio lo que habían trabajado: que Lanzini y Lamela fueran a buscar la devolución cuando vos recibís de espaldas?
-Tal cual, ésa era la idea, que a veces pivoteara yo, que asistiera o que pudiera girar y patear directo. Por ahí, en el primer tiempo se vio sólo con la de Lanzini que pegó en el palo.
-¿Jota Jota les había pedido a los chicos que se te acercaran más para que no te desgastaras?
-Sí, y creo que se vio más en el segundo tiempo. Ahí se dio clarito lo que nos había pedido Juan.
-¿Por qué te tiraste más hacia los costados?
-Me di cuenta de que Huracán me encerraba y quedaba bien de nueve, entonces tenía que tirarme a los costados para agarrar la pelota más limpia. En una de ésas vino el gol de Ferrari.
-¿Cómo hacés para aguantar tanto tiempo de espaldas al arco?
-En Europa aprendí a jugar de esa manera, no tan de frente al arco, más de espaldas, descargando a uno o dos toques. Allá se trabaja mucho en eso y sirve.
-¿Sentís que jugaste más en función de equipo?
-Todos lo hicimos y basta con mirar los goles para darse cuenta: vinieron de lindas jugadas colectivas, hicimos lo que nos pidió el técnico y se vio la mejor versión del equipo. Juan quiere que presionemos cuando no tenemos la pelota y si la tenemos, que seamos rápidos.
-Ahora más en frío, ¿qué conclusiones sacás del partido contra Huracán?
-Hicimos una gran parte final. Al principio no podíamos entrarles, se habían cerrado bien y armamos pocas jugadas, salvo un cabezazo de Román y la de Lanzini en el palo.
-¿Qué modificaron?
-Puede ser que Huracán trató de arriesgar un poco más en el segundo tiempo y ahí encontramos más espacios, se abrieron un poco y lo supimos aprovechar. Tuvimos movilidad y empezamos a acertar en los pases. Con el gol de Erik se abrió el partido y con el de Paulo, lo aseguramos. Fuimos justos ganadores.
-No se volvieron locos.
-Lo bueno fue que no nos desesperamos, ni siquiera cuando no la metíamos en el comienzo. Tampoco la gente perdió la paciencia y eso nos ayudó. De local siempre es bueno arrancar ganando, le da confianza al equipo y hace que los hinchas también te banquen.
-¿Y cómo es esta nueva versión de asistidor?
-Je... Parece que me tocó asistir. Ojo, también estuve cerquita del gol en un cabezazo, pero me fui contento porque nos quedamos con tres puntos muy importantes. Igual, acepto que a los delanteros siempre nos gusta convertir.
-Más allá de tu experiencia, ¿cómo manejás esa ansiedad cuando no podés convertir?
-Estoy tranquilo, soy de tomarme las cosas con calma a pesar de querer meterla, y más cuando se gana y uno tuvo alguna situación para definir y no se dio. A mí me gusta hacer goles y no te voy a mentir, me quedé pensando en que no la metí. Lo importante es que el equipo ganó. Sé que mis goles ya van a venir.
-¿Cuántos dijiste que querés hacer en este campeonato?
-Por lo menos, uno cada dos partidos. Y si puedo más, mucho mejor.
-Estás a tiempo.
-Sí, por supuesto.
-Que te devuelvan los favores Lamela y Ferrari.
-Sí, quedamos que para el próximo partido va a ser al revés, ja, ja... También me puso feliz por Paulito, que se lo merece, y lo mismo con Erik. Se dio al revés y me tocó asistirlos.
-¿Fueron asistencias a lo Zidane, como dijo Ferrero, o a lo Bochini, como contó Acevedo?
-Ja... No sé si para tanto, pero si ellos lo dijeron, mejor. Cuando uno participa de la jugada que termina en gol también sirve un montón.
-¿Qué sentiste cuando los hinchas gritaron por vos dos veces seguidas?
-Me puse muy feliz, es un orgullo que la gente coree mi nombre, más todavía en un partido en el que no metí goles. Es más común que los hinchas griten por vos cuando hacés un gol y yo soy delantero, por eso la alegría es doble. Esto me da fuerzas para seguir entrenándome con todo para llegar bien a los partidos y buscar con más ganas el gol. La ovación de los hinchas me da más fuerza.
-¿Es la primera vez que te ovacionan así?
-Así, sí. Me habían gritado un poquito con Racing y después cuando salí frente a Boca. Pero dos veces en un partido y sin hacer goles, nunca lo había vivido. La satisfacción es doble porque me reconocieron el esfuerzo. Esta vez tuvo otro gustito el grito de los hinchas.
-¿Cuánto vale ganarle a un rival directo?
-Siempre un triunfo tiene un sabor especial, pero la única victoria que se disfruta más o que tiene un sabor especial de verdad es cuando le ganamos a Boca. Esa es la que más se festeja.
-Ahora se viene Independiente, otro que está ahí en la tabla de promedios y si le ganan quedan a un solo punto. ¿Cómo lo tomás?
-Queremos ganar en todos lados y salimos a hacerlo, aunque algunos nos digan que somos defensivos. Cuando venís de un triunfo se llega mucho mejor y más si es un clásico.
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