martes, 22 de febrero de 2011

La campaña de Jota Jota es irreprochable: desde que asumió, sólo Estudiantes sumó más puntos que River.


No la Sabella lunga. No es un Bichi raro. Ni tiene nada de Falcioni. Al contrario. Desde el instante en que le pidieron que se hiciera cargo del equipo, el tipo fue con la verdad. La más cruel. Dijo, dice y dirá que la prioridad de River es olvidarse del promedio, alejarse de la zona de descenso. Aunque en unos meses quizá ya no haga falta que lo repita. Y el motivo es claro: pese a las críticas, a la falta de refuerzos, a los ídolos que ya no están y a que muchos lo tienen atragantado en el paladar, Juan José López está haciendo un campañón. O más, como Pachorra, Borghi o Julio César, está haciendo una campaña de campeón.

Las estadísticas lo bancan. Computando los ocho partidos oficiales que dirigió Jota Jota, hoy River está segundo, junto a Vélez, y apenas a cuatro puntos de Estudiantes (el único que lo pudo vencer). Una posición inimaginable hasta no hace mucho tiempo. Sin embargo, los números no lo son todo. Desde el lunes 8 de noviembre, cuando Passarella le pidió la renuncia a Cappa y Gallego, Bielsa y Pekerman se excusaron o sólo sonaron como posibles sucesores, el Negro dejó en claro que la responsabilidad de dirigir a River no le pesaba. Y la mejor prueba fue el triunfazo que el equipo consiguió, apenas ocho días después, frente a Boca, en un partido en el que la mano del nuevo DT ya empezó a notarse. Aunque no fue lo único. A diferencia de Cappa, lo primero que hizo Jota Jota fue encontrar un equipo. Y respetarlo. Tanto que comparando los 11 que se llevaron aquel superclásico con los que arrancaron el Clausura ante Tigre, el entrenador repitió ocho apellidos. Sólo faltaron Carrizo (lesionado), Pereyra (en el banco) y Ortega. ¿Casualidad? No. Justamente el tema Ortega fue otra prueba más de personalidad de López. Porque sin desconocer la historia del Burrito, bajó línea y a la primera gambeta del jujeño (con el aval de Passarella, obvio) le abrió la puerta para que se fuera a All Boys.

Consciente de que quedaría expuesto por priorizar los resultados a la belleza, Jota Jota se bancó los palos y nunca dudó. Repitió, eso sí, que él mejor que nadie conoce la historia futbolística de River. Pero que la realidad es una y no se la puede negar. Así, sin esconderse, sin fórmulas mágicas, con trabajo y esfuerzo, el Negro sigue cada vez más firme. Y River, de su mano, crece hasta el punto de animarse a pensar con entrar a una Copa o pelear el título. Y no es exagerado: así, está haciendo una campaña de campeón.

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