viernes, 8 de abril de 2011

Jota Jota, Mostaza y... ¡Lamela! El 10 de hoy se vistió del Beto en la práctica y clavó un tiro libre al ángulo.


El foul, cerquita de la medialuna, del medio hacia la izquierda, era más para un derecho. Pero así como el Beto ni dejó que Morresi le acomodara la histórica pelota naranja, el Coco miró fijo a Acevedo y sin palabras le dijo que ese tiro libre tenía dueño. Espió a Chichizola, retrocedió tres pasos y con el botín zurdo (casualmente también naranja) hizo despegar a la redonda por encima de la barrera en un vuelo directo al ángulo. Así, a lo Alonso, definió Lamela, el zurdo del futuro, el heredero de la 10.

A 25 años y un día de aquella tarde gloriosa de los goles del Beto y la vuelta olímpica en la Bombonera, en el predio de Ezeiza, sin público, en la habitual práctica de fútbol, Lamela emuló al ícono de la camiseta 10. Eso sí, no necesitó de un Passucci que levantara los brazos y desviara la trayectoria de la pelota. Fue puro chanfle, puro efecto, puro lujo para dejar a Chichizola mirando cómo la bola se le colaba en el ángulo, en lo que fue el 2 a 0 de los titulares frente a los pibes de la Quinta (el primero fue de Maidana, de cabeza), que tuvieron como refuerzo al arquero que reemplazó a Carrizo durante la lesión de JP.

En esos 45 minutos de fútbol que armó Jota Jota en Ezeiza (a puertas cerradas), se terminó de confirmar el equipo que se preveía desde el momento en que Pavone volvió a entrenarse con normalidad. Tras dos fechas de ausencia, el Tanque pasó la última prueba física y futbolística para recuperar su lugar, el que le cuidó Caruso. Y el resto será esa formación que comienza a repetirse de memoria, donde el nombre de Lamela es el que más brilla por calidad. Y el pibe que contó que las dos primeras veces que usó la 10 se las llevó a sus viejos y que sabe que la gente ahora le exigirá más goles y más resposabilidad, en las prácticas también se exige para cumplir con lo que le pedirán cuando se juegue por los puntos.

Figura y mentor del golazo a Quilmes, durante el entrenamiento a Coco se lo volvió a ver en buena sintonía con Buonanotte, quien por sus características lo obliga a una mayor velocidad en el toque y en el cambio de ritmo. A lo Alonso, por supuesto.

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