viernes, 25 de marzo de 2011
El cambio de Caruso por Pavone lo obliga a River a jugar de otra forma. El plan: achicar la distancia entre líneas.
Más que un cambio de jugador por jugador o de nueve por nueve, el ingreso de Caruso en el lugar de Pavone supone una transformación de juego. River no puede -ni debe- atacar de la misma manera con uno que con el otro. A Pavone se lo suele buscar con el pelotazo. A Caruso, no. A Pavone le sienta bien fajarse con los centrales contrarios. A Caruso, no. Pavone es capaz de moverse sin la bola. Caruso la necesita al pie. A tales contrastes, encima, se le añade la falta de gol y la ausencia de triunfos del equipo de Jota Jota. Son muchas demandas para un solo partido. Y es una sola la respuesta la que da su entrenador: “Hicimos trabajos para que el equipo sea más corto y podamos estar en campo rival para que Leandro no deba realizar un recorrido tan largo como Mariano”.
Esta estrategia de achicar líneas entregó los primeros resultados en el ensayo del miércoles. Caruso, que no convierte oficialmente desde el 23 de noviembre del 2009 (en un 4-2 de Vélez a Racing), marcó tres ante la Quinta. “No tendrá la misma potencia física que Pavone -comparó ayer Jota Jota-, pero se acopla al juego de Lanzini, Lamela, Acevedo... Antes de la pretemporada le dije que se preparara, que podía ser una variante. Le llegó la oportunidad”.
La oportunidad será ante Newell’s, cuya defensa es la más goleada del torneo. Esto puede ser provechoso para un River que necesita achicar líneas y para un 9 que debe, desea, requiere, acortar su racha sin gol.
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