jueves, 31 de marzo de 2011

Buonanotte disfruta los días siguientes a su buen partido y ya se ilusiona con ir de arranque con Quilmes.


“Tendré que rendir porque acá nadie juega por el nombre”.

Ahora andá y demostrame en la cancha que tenés ganas de jugar”.

Para darle el último empujoncito antes de salir del vestuario, Juan José López eligió esas mismas palabras que venían dando vueltas en la cabeza de Diego Buonanotte. “Ya no importaban las prácticas ni lo que podía decir en una entrevista”, cuenta el Enano. Contra Newell’s, y por primera vez en el torneo, tenía 45 minutos por delante. Podía intentar, equivocarse y volver a intentarlo, en esta oportunidad el silbatazo final no lo encontraría antes de cambiar el aire. Quizá por eso sentía que debía demostrar. “Al técnico, a mis compañeros y a los hinchas, pero sobre todo a mí que no me había olvidado de jugar a la pelota. Porque en algún momento pensé que me había olvidado de jugar, eh. Antes, cuando terminaba un partido, les mandaba un mensaje a mi novia o a mis papás diciéndoles que me daba vergüenza el momento que estaba pasando. Me sentía mal. Por suerte, el sábado fue distinto”.

Esas ganas de pedir todas las pelotas y encarar, de levantarse ante cada tropezón; la desfachatez para buscar siempre el arco contrario en un River que de a ratos se excede en la austeridad, por supuesto ese pase entre líneas que clarificó la jugada que valió el 2-1 a Newell’s y también el bajo vuelo de Lanzini, permiten imaginar a un Buonanotte titular por segunda vez en el ciclo de Jota Jota (la anterior, en el 4-1 a Lanús por la última fecha del Apertura). En Quilmes, entonces, puede darse el sabor del reencuentro. “Ya estuve charlando algo con Juan, aunque todavía hay que esperar. Si me toca, sé que tengo que rendir porque acá nadie juega por el nombre”, reconoce el pibe de Teodelina, ya todo un hombre a punto de cumplir 23 años. Y si bien en declaraciones a TyC Sports bromea con que aún es chico para dar consejos, el peso de la experiencia le da para decir que Lanzini, a quien reemplazaría, “será una estrella de River y ojalá podamos jugar juntos antes de irme”. El Málaga lo espera para después de mitad de año, ya con Lucía (su hija que nacerá en mayo) en brazos. Y Diego, claro, desea que la despedida sea “con River fuera de una situación en la que nunca debería haber estado”.

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